viernes, 30 de diciembre de 2011

CHUCK NORRIS EN: THE HITMAN

TÍTULO ORIGINAL: The Hitman
AÑO: 1991
DURACIÓN: 95 min.
PAÍS: Estados Unidos
DIRECTOR: Aaron Norris
GUIÓN: Robert Geoffrion, Don Carmody, Galen Thompson
MÚSICA: Joel Derouin
FOTOGRAFÍA: João Fernandes
REPARTO: Chuck Norris, Michael Parks, Al Waxman, Alberta Watson, Salim Grant
PRODUCTORA: Coproducción EEUU-Canadá; Cannon Pictures / Twilight Motion Picture Seven Ltd. Partnership
GÉNERO: Acción.


Definitivamente este título de serie b casposo que estelariza el señor Chuck Norris es uno de mis favoritos como también lo es ese western contemporáneo llamado  McQuade, El Lobo Solitario (Steve Carver, 1983) donde el artemarcialista se enfrenta cara a cara con otro de los  maestros de Kun Fu, David Carradine (aunque la batalla final sea algo anti climática) recordemos que Norris ya se había enfrentado con Bruce Lee en aquella mítica cinta El Camino del Dragón (Bruce Lee, 1972); pero volviendo a The Hitman esta cinta me parece bastante entretenida gracias a que la historia que se  traza se constriñe de manera adecuada a ese universo contenido que representa el policiaco con tintes de cine negro, aunque aquí se exploten de manera descarada todos los clichés del mismo, ya saben como es esto, un héroe con un pasado tormentoso, un villano que parece sacado de malolandia despojado de cualquier rasgo de humanidad que ve en el sadismo y las ganancias monetarias su única motivación, y por supuesto y lo más llamativo sin lugar a dudas es presenciar esa violencia extrema que utiliza el buen Chuck para aplicar la tan ansiada ley de la cual tanto presume el país de las barras y las estrellas (aunque nuestro protagonista se pase por los cojones infinidad de preceptos éticos y morales escritos en la mismísima constitución, jajajaja).

Pero bueno sin más preámbulos les contare, The Hitman comienza como todas las cintas de este tipo, con la implementación de una musiquilla cutre de algún grupo de rock genérico de fondo (como las usadas en las cintas de Valentín Trujillo, jajaja), mientras una secuencia aérea nocturna se encarga de mostrarnos los muelles de la ciudad de Seattle (todo enmarcado con una fotografía bastante oscura) para después conocer a los detectives Garret (su eminencia Chuck Norris) y Delaney (Michael Parks bastante sobreactuado) quienes están a punto de irrumpir en uno de los muelles para impedir que un cargamento de drogas llegue a la ciudad, por tal motivo el par se separa para investigar, empero instantes después al parecer surge otro sujeto en la escena y comienza a eliminar a los traficantes (su identidad es un misterio pues solo vemos su arma disparando). Minutos después Delaney se descubre como el misterioso sujeto que eliminaba a los traficantes y revelamos que este estaba coludido con los delincuentes cuando reclama el cargamento como suyo.

Instantes después y sin saber nada de esto aparece el detective Garret (Norris) cuando el líder de la banda forcejea con su compañero y este esta a punto de dispararle, por lo cual nuestro rudo protagonista  lo rescata de la situación con una patada giratoria (faltaba menos), sin embargo después de esto Delaney abre fuego contra el maleante aniquilándolo ante la mirada atónita de Garret, el cual también recibe varios impactos de bala en su humanidad por lo que queda mal herido cuando cae por una de las ventanas del almacen donde se desarrolla la acción y su traicionero compañero lo da por muerto; no sin antes haberle comentado que siempre estuvo involucrado con la mafia. Lo que sigue después es presenciar como nuestro protagonista entra a una sala de un quirófano y es  oficialmente declarado muerto, empero este solo queda en estado de coma durante seis meses (por supuesto ni dos balazos en el pecho pudieron eliminar al rudo de Chuck Norris, el único sujeto sobre la faz de la tierra que se ha podido comprobar que jamás miente, simplemente la realidad se adapta a el) y descubrimos que esto solo ha sido un artilugio por parte del capitán de la policía para crearle otra identidad al honorable agente quien ahora será conocido en el bajo mundo como Grogan un temible asesino a sueldo que trabajará con la mafia italiana, asociación criminal dirigida por Marco Luganni (Al Waxman) el cual tiene una rivalidad con la mafia francesa por controlar el territorio de drogas de la ciudad de Seattle.

Lo que seguirá después es presenciar como ahora Grogan (Norris) al parecer trabaja para los “malos” realizando métodos bastante dudosos a nivel moral y legal, lo cual resulta bastante paradójico pues cuando descubrimos que es un agente encubierto que busca acabar con las mafias, este sigue utilizando los mismos métodos, o ¿como llamarían a alguien que hace explotar a un tipo con bombas atadas a su humanidad para impartirle justicia? (Jajajaja) de verdad esta escena es casi surreal por ser tan amoral y solo podría compararla con la escena de Invasión a los Estados Unidos (Joseph Zito, 1985) donde Norris le hace lo mismo a Richard Lynch pero con un lanza misiles,  caray el buen Chuck nunca se anda con rodeos (jajaja). Como podrá inferir el respetable, esta cinta es a todas luces un churro, pero un churro disfrutable para todo aquel que quiera pasar un buen rato viviendo aquella época de finales de los noventas, en donde sobre todo en el género de terror y pos supuesto el de acción empezaba a entrar en decadencia tanto en fondo como en forma pues la formula comenzaba a desgastarse y los héroes de acción parecían convertirse en personajes bastante anacrónicos para los cambios sociopolíticos que comenzaban a darse en Estados Unidos y en el mundo (La Guerra Fría había terminado y la caída del Muro de Berlín significaba cambios radicales para la sociedad contemporánea del planeta).

Por tal motivo el diseño de los personajes sigue siendo sumamente arquetípico por lo cual no encontraremos puntos medios, solo buenos y malos no más, aunque aquí se puede avistar cierta socarronería por parte del personaje de Norris (el cual incluso llega a esbozar cierta sonrisa en alguna escena, pero no se equivoquen, pues el tito Chuck no es humano, jajaja) quien interactúa con un adolescente afroamericano que vive en su edificio y del cual abusan por ser de color, por lo cual Grogan/Garret le ayuda a enfrentar sus temores enseñándole algunas técnicas de defensa personal para que el chico de la esquina ya no lo moleste más, hasta le da el típico sermón de que cuando el también era chico lo molestaban hasta que se enfrento con su rival y lo dejo en paz (jajaja), pero de nuevo si uno lo analiza este aspecto discursivo vuelve a presentar esa incongruencia ideológica del pueblo norteamericano de defender a los más débiles pues cuando uno ve al buen Chuck en pro de la igualdad racial, instantes después vemos como este se despacha a diestra y siniestra a los malos que no son más que italianos, franceses y hasta árabes (jajaja), todo hay que decirlo con una enorme y potente arma de fuego que haría incluso temblar al mismísimo Schwarzenegger.

Sin embargo dejando de lado estos aspectos y si uno se deja llevar, seguramente el film los entretendrá, pues el respetable podrá asistir a un verdadero espectáculo de acción lleno de testosterona, y violencia pura y dura, al tiempo que el héroe de acción es de esos hombres rudos, monosílabos que con solo un ceño de su mirada hacen que los malos se caguen de miedo y supliquen por sus vidas. Ahora bien en lo referente a las interpretaciones hay que decir que estas son malas (jajaja), pues como comentaba Michael Parks (quien es el villano en turno) se percibe bastante sobreactuado, sin embargo logra funcionar como un verdadero hijo de puta, de esos policías corruptos que abundan (¿acaso habrá de otros?) y no les importa cargarse a algún cristiano si se le ponen en el camino con tal de lograr sus motivaciones, hasta se podría decir que se encuentra a la altura del buen Chuck Norris (al cual oso dispararle por lo que pagará caro dicha ofensa) y se salva de ser un simple monigote al cual nuestro héroe mangonee.

Los actores que interpretan a los mafiosos como Al Waxman (Luganni), Marcel Saouborn como Andre Lacombe y Anthony Stamboulieh como el terrorista árabe, pues no dejan de entregar actuaciones bastante exageradas y genéricas motivo por lo cual estos parecen caricaturas, por ejemplo el amfioso italiano gusta de cocinar pasta, el francés gusta de los buenos vinos y el árabe pues es un simple matón a sueldo que aun y cuando lo sodomizan por el culo escupe frases como "Alá me protegerá" o "eres hombre muerto" (jajaja) osea que no dejan de ser meros clichés del genero. Y ya por último el buen Chuck Norris nos entrega por enésima vez (cosa que agradece su servidor) su impasible interpretación del estoico héroe incorruptible que tanta fama le dio, al cual el ahora sonrojante y caricaturesco Steven Seagal debería agradecerle  los inicios de su carrera y su fama, si no que alguien me niegue que Nico (Andrew Davis, 1988) o Difícil de Matar (Bruce Malmmut, 1990) no maman del cine de nuestro barbudo héroe, incluso el segundo título que menciono de Seagal roba descaradamente algunos elementos de la trama de The Hitman, ya que aqui Seagal también interpreta a un detective que al ser traicionado por sus compañeros, queda en coma varios años y regresa para vengarse.

Ya para finalizar solo diré que The Hitman es una cinta cutre (como la mayoría de la filmografía de su protagonista) pero también es indudable que gracias a su despreocupado discurso, su excesivo uso de violencia, su falta de pretensiones y por supuesto a su protagónico, el film del director  Aaron Norris (¡si! lo adivinaron el hermano mayor de Chuck) se descubre como un titulo entretenido el cual ya ha quedado en los anales de aquel cine de culto (ya sea por lo malo que éste sea, jajaja) para poder ser disfrutado por las nuevas generaciones.

sábado, 24 de diciembre de 2011

ESTE HOMBRE DEBE MORIR de Claude Chabrol

TÍTULO ORIGINAL: Que la Bete Meure
AÑO: 1969
DURACIÓN: 113 min.
PAÍS: Francia
DIRECTOR: Claude Chabrol
GUIÓN: Paul Gégauff & Claude Chabrol
MÚSICA: Pierre Jansen
FOTOGRAFÍA: Jean Rabier
REPARTO: Jean Yanne, Michel Duchaussoy, Caroline Cellier, Maurice Pialat, Anouk Ferjac, Marc di Napoli
PRODUCTORA: Coproducción Francia-Italia; Les Films à Boétier / Rizzoli Films
GÉNERO: Intriga.





“Debo matar a un hombre, no se su nombre ni su aspecto, no se donde vive pero lo voy a encontrar y cuando lo haga lo mataré. Mi mejor arma es mi paciencia, tengo toda mi vida y la de él para realizar mi plan.”
-Charles Thenier (Michel Duchaussoy)

Un niño se encuentra jugando a las orillas de una fría playa, instantes después este mira su reloj de mano y se da cuenta que tiene que regresar a su casa por lo que emprende el viaje de vuelta, corte. Otra escena nos muestra como un auto avanza a toda velocidad por una carretera, en su interior solo podemos avistar las manos del conductor quien parece estar en un estado de demencia por la forma en que maneja, corte. De nuevo regresamos a la escena donde el niño camina apaciblemente por una vía para ingresar a un pequeño pueblo, rápidamente volvemos a asistir al potente auto negro que en determinado momento se encontrará con el jovencito solo para presenciar como estos colisionaran inevitablemente de manera fatal y desigual ocasionando la inminente muerte del púber que desgraciadamente como ocurre en la mayoría de los accidentes automovilísticos de esta naturaleza, la huida cobarde del responsable del cual por cierto, no conocemos su identidad aunque ahora sabemos que iba acompañado por una mujer que quedo trastornada por dicho evento.

Acto seguido un sequito de personas llegan al lugar donde el cuerpo inerte del niño yace tendido para después escuchar un desgarrador grito de un padre que no puede creer lo que sus ojos ven, para después tomarlo en sus brazos y darle un último abrazo de despedida. Sin embargo y cuando ya han pasado seis meses de aquel doloroso suceso y Charles Thenier (Michel Duchaussoy), padre del niño muerto, no ha encontrado en las autoridades ninguna respuesta favorable sobre el responsable del artero crimen, aun e incluso cuando éste ha realizado algunas investigaciones para ayudar a la policía para que estos tengan más elementos para dar con el asesino de su hijo; a la policía parece no importarle demasiado esto y siguen con su tibia investigación no sin antes advertirle al señor Thenier que es muy probable que jamás den con el responsable pues esto sería lo equivalente a “encontrar una aguja en un pajar”.

Es así como Charles decide armar un plan en el cual irá escribiendo un diario donde vierte todos sus pensamientos de venganza y en los cuales describe paso a paso lo que hará cuando encuentre al asesino de su hijo, por lo que ese odio que siente por el responsable de la muerte de su vástago será su leit motiv. Empero y cuando todo parece perdido para el dolido padre, cierto día cuando investigaba por su cuenta y recorre la carretera por donde ocurrió el accidente su auto queda varado en un tramo de la misma, por lo que un sujeto acude ayudarlo y le comenta que hace como seis meses otro auto tuvo el mismo problema, era un coche negro con la salpicadera dañada y en su interior viajaban un hombre y una mujer, a la cual recuerda con claridad pues es una artista que sale en la tele, su nombre Helene Lanson (Caroline Cellier). Con esta pista Charles se encargará de buscar a Helene con la intención de iniciar una relación sentimental en la cual a base de confianza ésta le presente a ese misterioso hombre con el que viajaba en el auto y quien resulta ser el cuñado de la dama, un despreciable hombre llamado Paul Decourt (Jean Yanne), un tipo con status social alto que cuenta con grandes riquezas económicas pero paradójicamente también, se haya despojado de toda moral, convirtiéndolo en un ser despreciable y abominable el cual ante la mirada del propio Charles y del espectador merece morir.

Créanme cuando les digo que este film de Claude Chabrol es una obra maestra, así de simple, pues el argumento que presenta es netamente una exploración intrínseca a los aspectos más lúgubres y repulsivos del ser humano, los cuales son diseccionados de manera tal que nunca se perciben manidos o pueriles ocasionando que el espectador jamás pierda el intereses en los personajes (los cuales están dotados de exaltaciones legítimas) y por supuesto de la dirección que va tomando la historia. Es por esto que en la mejor tradición del cine francés, el personaje central aquí interpretado de manera más que excelente por Michel Duchaussoy, es el motor que va generando las diversas acciones que desencadenarán infinidad de reacciones, motivo por lo cual el ansiado desenlace jamás se descubre tan predecible como pudiera parecer.

De ahí que los artilugios narrativos que emplea Chabrol (quien coescribe el guión junto con Paul Gégauff) para ir desenmarañando este puzzle psicológico se perciben maduros e inteligentes, y es que si lo analizamos el director francés no tarda mucho en echar al aire la moneda en la cual se presenta el conflicto que atañe a todos los personajes (el atropello del niño dura solo unos minutos pero esta filmado con tal maestría que el respetable no tarda en empatizar con el protagonista) por lo que la confrontación entre Charles (Duchaussoy) y Paul (JeanYanne) es el pivote argumental de la historia el cual va in crescendo a cada paso. Es así que puedo decir que la dirección de Cluade Chabrol es exquisita y a la vez portentosa pues nunca se descuidan esos aspectos tan importantes que el guión provee, empero lo realmente destacable es la manera en que el realizador traslada a imágenes lo que esta escrito sobre el papel; por lo tanto el ritmo es soberbio, la planificación, la puesta en escena y por supuesto la tensión que Chabrol provee al relato hacen que el lenguaje cinematográfico sea solo comparable a lo que hacia  Hitchcock en sus obras (recordemos que Claude Chabrol era un gran admirador del director de Psicosis).

Así mismo y retomando el perfil de los personajes hay que decir que éstos cuentan con una riqueza a nivel emocional tanto motivacional, por una parte encontramos a Charles Thenier (Duchaussoy) un tipo educado (es escritor) quien al no encontrar una solución legal que aminore su dolor halla en la planificación de su maquiavélico plan ese ansiado descanso que legitimase su propia justicia, sin embargo tanto él como el respetable descubrirán que incluso la muerte del asesino no proveerá ningún descanso emocional e incluso hará que el desenlace contenga tintes de una tragedia griega, todo gracias a un giro final que recae en otro personaje que dota a la historia de un peso específico a la misma (el hijo del propio asesino). Por otra parte el personaje que interpreta la bella Caroline Cellier nos muestra esa frivolidad de las estrellas mediáticas que bombardean los medios de esparcimiento, ya que fuera de la pantalla televisiva, la mujer se encuentra carente de una personalidad propia, de autoestima (no por nada queda enganchada a Charles cuando este ofrece su amor incondicional), motivo por lo cual ésta es solo otra víctima de este triangulo lleno de odio.

Y finalmente el personaje de Paul Decourt (que borda Jean Yanne) es indiscutiblemente un símbolo a los aspectos más aberrantes y decadentes del ser humano, pues como comentaba este sujeto no conoce códigos éticos o morales y sustenta su existencia en su poderío económico (aunque tampoco sea un tipo refinado y mucho menos educado), es por esto que la confrontación entre esta bestia humana y su antítesis (Charles Thenier) desencadenarán no solo muerte y más dolor, si no una gama de disertaciones filosóficas que sustentan esta exquisita y abrumadora obra la cual su servidor solo podría comparar con la no menos pesimista No Matarás de Kieslovski (la cual realizaría casi dos décadas después), en la cual y por ende no se avistan héroes o villanos, al contrario podría decirse que todos son victimas del propio destino en mayor o menor proporción.

Ya para finalizar debo exhortar al distinguido a que no pierda la oportunidad de revisar este peliculón llamado Este Hombre Debe Morir, pues como señalaba sus adeptos discursivos y artísticos, así como su capacidad de honestidad la ponen como una indispensable experiencia sensorial de exquisita revisión así como otras de las obras de Claude Chabrol (El Carnicero, La Mujer Infiel) es vincularse directamente con cine en estado puro, inteligente, propositivo y maduro. Así que no espere más y vaya a su video club favorito y pida Este Hombre Debe Morir.
 

martes, 20 de diciembre de 2011

ROCKY III de Sylvester Stallone

TÍTULO ORIGINAL: Rocky III
AÑO: 1982
DURACIÓN: 99 min.
PAÍS: Estados Unidos
DIRECTOR: Sylvester Stallone
GUIÓN: Sylvester Stallone
MÚSICA: Bill Conti
FOTOGRAFÍA: Bill Butler
REPARTO: Sylvester Stallone, Talia Shire, Burgess Meredith, Mr. T, Carl Weathers, Tony Burton, Hulk Hogan, Ian Fried, Burt Young
PRODUCTORA: United Artist
GÉNERO: Drama.


Para el año de 1982 Sylvester Stallone ya era una súper estrella del cine de acción ya que ese año estrenaba Rambo de Ted Kotcheff  y  Rocky III (en la cual fungiría como director de nueva cuenta) mientras su rival de profesión más cercano Arnold Schwarzenegger apenas comenzaba a despegar con Conan, el Bárbaro (John Milius, 1982) por lo que no sería hasta 1987 con Comando (Mark L. Lester) que el actor austriaco comenzaría a representar  la verdadera competencia de Sly. Pero volviendo con el ascenso y caída de Stallone debo decir que éste quedaría cegado por su propia fama lo que lo llevo a tomar malas decisiones y esta tercera entrega de Rocky es una muestra de esto pues refleja paradójicamente frente a pantalla esa egolatría del otrora y forzudo actor norteamericano que lo caracterizaba por ese entonces.

Pero ya centrándonos en esta nueva aventura del boxeador ítaloamericano, la historia ahora nos cuenta ese ascenso a la cúspide deportiva, personal y económica de Rocky Balboa (Stallone) quien después de vencer al campeón de peso pesado Apollo Creed (Carl Weathers) ahora se convierte en una celebridad del mainstream deportivo y hollywoodense (hasta refinado se ha vuelto, jajaja), sin embargo este aspecto no le impide defender su título de campeón por lo cual sostiene infinidad de batallas para seguir demostrando que es el mejor, todo esto lo constatamos en una secuencia donde se nos muestra a Rocky en su mejor estado físico, ataviado con su singular calzoncillo y guantes dorados venciendo  por knockuot  a infinidad de oponentes que osan arrebatarle su preciado título, todo esto por supuesto a ritmo de la celebre pieza musical “Eye of Tiger” que interpreta el grupo por Survivor.

Sin embargo y mientras esto sucede, bajo las sombras de los circuitos pugilísticos un duro y disgustado boxeador callejero observa con resentimiento el progreso de Balboa, motivo por el cual busca escalar puestos para poder enfrentarse al campeón para así poder arrebatarle el título ya que considera que el semental italiano es solo un monigote creado por los medios, el nombre de este sujeto es Clubber Lang (Mr. T), un boxeador bastante rudo que acaba con sus oponentes de manera suficientemente violenta e incluso hasta rompe algunas reglas éticas (en pocas palabras es un cabrón, jajaja). Empero mientras Rocky se dedica a otros menesteres (como salir en las portadas de las revistas más cotizadas, anuncios televisivos y hasta realiza apariciones en El Show de Los Muppets),  su buen amigo y tutor Mickey (Burgess Meredith) observa con atención el peligro que representa Lang para el semental italiano, ya que este nuevo rival demuestra esa hambre de triunfo que al parecer Balboa ya ha perdido pues hasta cierto ya se ha civilizado.

Incluso y para sorpresa de propios extraños Rocky pretende anunciar su retiro de los cuadriláteros en un evento público donde se erige una estatua en su honor  por sus logros deportivos y benéficos, pero todos sus planes cambiaran cuando Lang irrumpa en dicho evento para retar públicamente al campeón a base de insultos (los cuales recaen en Adrian la esposa de este). Es por esto que Rocky acepta el reto aun ante las advertencias de Mickey quien le exhorta  a no pelear con Lang pues las probabilidades de perder con este contrincante son bastante altas e incluso podría quedar muy lastimado por lo cual el viejo entrenador le aconseja que se retiren pues ya no hay nada que demostrar, además le confiesa que durante todo el tiempo que ha permanecido como campeón ha cuidado de su integridad  escogiéndole rivales no tan poderosos, motivo por lo cual Rocky ahora duda de sus capacidades y para recobrar la confianza acepta el reto de Clubber Lang. Desgraciadamente las cosas no saldrán nada bien para nuestro protagonista pues antes de la pelea el viejo Mickey sufre un ataque al corazón provocado por Lang en una riña que se desarrolla en los vestidores, lo que provoca que Rocky pelee abstraído y pierda la contienda de manera brutal.

Ahora con la moral desecha, con su mentor muerto y sin motivación alguna Rocky intentará recuperar la confianza que necesita para volverse a demostrar a si mismo que sigue siendo el mejor, ahora con la ayuda de su viejo rival Apollo Creed, quien  le ofrece el apoyo necesario y su experienecia para volver a ser el mejor y reencontrar el camino del “Ojo de Tigre”. Como podrá leer el respetable esta tercera entrega de la saga tal vez sea la peor por lo unidimensional del argumento el cual gira entorno a glorificar la figura casi heroica del protagónico, el cual al igual que los personajes de apoyo han sido despojados de la naturaleza que los caracterizaba y por supuesto que los dotaba de cierta humanidad, convirtiéndolos ahora en simples personajes de cartón al servicio del lucimiento de Sylvester Stallone y su alter ego Rocky Balboa; si no basta con presenciar el supuesto enfrentamiento de beneficencia que Rocky sostiene con un enorme gladiador de lucha libre interpretado ni más ni menos que por Hulk Hogan (quien ostenta el nombre de Thunderlips, jajaja) haciendo de este combate un aspecto meramente anecdótico, aunque por momentos resulte vistoso y  poco emocionante.

Incluso se deja de tajo la premisa que el film planteaba en un inicio, como ¿qué hará Rocky ahora que aparentemente lo ha ganado todo y es un triunfador? Por supuesto esta sería la tesis incluso de la primera cinta (o la antítesis que irónico ¿no?), sin embargo como esto ya ha quedado resuelto pues no tendría ni por que existir siquiera esta secuela; es por esto que ahora se inserta con calzador el conflicto que motivará de nuevo a Rocky a batirse a golpes en un ring y este es la derrota que tuvo ante un rival que se percibe bastante fuerte pero falto de carisma, incluso hasta la muerte de su entrenador Mickey (por mucho el mejor personaje de la saga y que aquí es desaparecido de tajo) se percibe insultante y bochornosa, así como la supuesta redención de si mismo para demostrarse que aun es un triunfador, es solo carne de cañón so pretexto para que el espectador vuelva a presenciar de nueva cuenta (pero con menos frescura) esas sesiones de entrenamiento que hicieron famosa a la primera y segunda cinta, donde aquí el realizador busca enganchar sin mucho éxito al respetable con una formula que ya huele a rancio.

Por si esto no fuera poco, el villano o contrincante en turno esta diseñado para causar cero empatía en el respetable por lo que es un mero arquetipo de usar y tirar motivo por lo cual hasta causa cierta lástima ver a Mr. T interpretar dicho personaje despojado de total tridimensionalidad. Así mismo tanto Burt Young como Talia Shire (ahora mas desanimada que en anteriores entregas) han sido relegados a ser meros personajes anecdóticos despojados de conflictos emocionales que aparecen solo para poner cuerpo a protagonistas que no tienen ya un peso definido en esta historia. Ahora bien en lo referente a las interpretaciones de Carl Weathers debo decir que esta ok y no desentona con las cintas previas, su Apollo sigue siendo presuntuoso y por momentos odioso; en cambio el performance de Stallone como Rocky ha desaparecido, se ha perdido esa cierta inocencia que tenía el personaje y ahora parece que vemos a Sylvester Stallone siendo si mismo frente a la pantalla.

Inclusive la dirección que el propio Stallone realiza se percibe floja, hecha apresuradamente o por encargo con el único objetivo de exprimir unos cuantos miles de dólares a la saga que él creo tiempo atrás y le proporcionó fama internacional, es por esto que hasta  la pelea final entre Rocky y Clubber Lang se siente bastante apresurada y sin emoción (este film es el más corto en duración en comparación a las otras de la saga). Por otra parte esta tercera entrega contiene una de las secuencias preferidas por la comunidad gay (supongo) pues nadie que no haya visto la secuencia donde Apollo y Rocky corren por la playa, se abrazan y celebran y al final salta hasta agüita (todo filmado en ralentí para enfatizar la emoción del momento, jajaja), mientras suena el ya clásico tema “Gonna Fly Now” de Bill Conti, puede negar que es de los momentos mas homoeróticos en la historia del cine, si no que alguien me diga lo contrario (jajaja), se los juro inclusive su servidor cuando era un crio y veía dicha secuencia percibía algo extraño en su héroe, jajaja.

Bueno ya para finalizar y dejar por la paz este “extraño” bromance interracial (jajaja) debo decir que sí, Rocky III es la peor de la saga (aun peor que Rocky IV la cual quedaría en segundo lugar según el humilde criterio de su servidor) pues representa el inicio del declive de un personaje que si bien cuenta con cierto carisma y punch para con el público, gracias a que en un principio se contaba una historia de valentía y redención, aquí se perderían dichos elementos que harían del semental italiano un icono en la cinematografía, para convertirse en mero vehículo de lucimiento de su creador;  si no,  basta  ver Rocky IV la cual si bien es un placer culpable de su servidor, no deja de representar el total desdibujamiento del humilde boxeador de Filadelfia que ahora se convierte en héroe nacional cual Capitán América para defender la soberanía de su país.

Como dato curioso decir que Carl Weathers intento ser también un héroe de acción legítimo en la industria cinematográfica sin éxito alguno apareciendo en títulos como la entretenida  Action Jackson (Craig Baxley, 1988) junto a una principiante Sharon Stone y que significaría su película más genuina como action man (jajaja), también trabajaría junto a Arnold Schwarzenegger en Depredador (John McTiernan, 1987) y aunque usted no lo crea se volvió a reencontrar con Thunderlips Hulk Hohan (jajaja) en el año de 1997 cuando protagonizó con este la cutre cinta para televisón  Asalto en la Isla del Diablo (Jon Cassar, 1997) ¿quién lo diría? que chico es el universo de los héroes de acción, jajaja.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

CINE TERROR: THE WARD

TÍTULO ORIGINAL: The Ward
AÑO: 2010
DURACIÓN: 88 min.
PAÍS: Estados Unidos
DIRECTOR: John Carpenter
GUIÓN: Michael Rasmussen, Shawn Rasmussen
MÚSICA: Mark Kilian
FOTOGRAFÍA: Yaron Orbach
REPARTO: Amber Heard, Danielle Panabaker, Mika Boorem, Jared Harris, Lyndsy Fonseca, Mamie Gummer, Laura-Leigh, Sali Sayler, Sydney Sweeney, Dan Anderson
PRODUCTORA: Coproducción Italia-Francia; Cineriz / Francinex
GÉNERO: Terror.



Hasta hace veinte años escuchar el nombre de John Carpenter era sinónimo de calidad y lucidez creativa en el ámbito cinematográfico e incluso un dejo de insolencia al mainstream hollywoodense y lo que esto significa, ya que el director norteamericano atado casi siempre de manos a presupuestos ínfimos y a la censura en su discurso supo sobrellevar dichos aspectos para demostrar que no era un realizador del montón dejando ya para los anales de la cinematografía cintas clásicas como Halloween (1978), La Niebla (1980), 1997: Rescate en Nueva York (19891), La Cosa (1982), En la Boca del Miedo (1995) y hasta hace poco la imprescindible Quemaduras de Cigarrillos (2005). Incluso hasta sus obras menos logradas o incomprendidas  como Christine (1983), Golpe en la Pequeña China (1986), Vampiros (1998) o Fantasmas de Marte (2001) siguen conservando esa visión ácida y critica que Carpenter mantiene sobre aspectos tan intrínsecos y lúgubres del ser humano.

Sin embargo The Ward (o Ente Macabro como le pusieron aquí en México, jajaja como me sigo riendo por los títulos tan insufribles que le siguen dando los traductores a ciertas cintas) la última obra que Carpenter nos entrega manifiesta cierto cansancio creativo por parte de su autor (quien esta vez solo funge como realizador y no se ha metido en labores de guión y mucho menos de la composición del score) quien aunque no entrega un bodrio si resulta una cinta un tanto decepcionante y previsible para un servidor (quien aprecia la obra del director norteamericano desde hace años), ya que  los estándares de calidad a los que nos tenía acostumbrado el director de Halloween son más altos.

¿Pero de que va la historia? La cinta comienza mostrándonos a Kristen (Amber Heard), una chica que se encuentra huyendo de algo o alguien para después aparecer frente a una vieja casa a la cual le prende fuego sin motivo aparente, instantes después la policia atrapa a la perturbada chica y la recluyen en un hospital mental,  ahí Kristen es entrevistada por el Dr. Stringer (Jared Harris) quien será el encargado de su tratamiento pues al parecer un trauma bastante añejo ha hecho que la mujer haya olvidado el motivo por el cual incendio el inmueble, e incluso ésta no recuerda muchos pasajes de su vida aunque ella argumenta que no esta loca y no debería estar recluida. Sin embargo este no es el único problema que tendrá que sortear Kristen pues al conocer a otras cuatro chicas que se encuentran confinadas en la misma sala (referencia que da nombre al título del film), descubrirá a su vez un espantoso secreto cuando sus compañeras comiencen a desaparecer una a una y se revele la existencia de un enfurecido fantasma que al parecer era otra chica que falleció en circunstancias bastante ominosas dentro del complejo médico, la cual tiene como única motivación vengarse de aquellos que provocaron su deceso.

Como podrán leer, tal vez el argumento no resulte bastante novedoso e inclusive la ejecución tampoco depare nada del otro mundo más sin embargo con todo y que se percibe cierta indolencia  por parte del director norteamericano, su servidor no puede negar que aunque Carpenter realiza este film casi en automático si se puede percibir ese colmillote que el director de Halloween ha ganado con años y años detrás de cámaras, por lo que por lo menos se pueden vislumbrar ciertos aspectos técnicos (encuadres y composición de los mismos) y narrativos que hacen que The Ward no sea una total pérdida de tiempo. Por ejemplo dentro de los aspectos positivos encontramos que al menos  el guión (escrito por Michael y Shawn Rasmussen) no pretende tomarle el pelo al espectador y con todo y que el diseño de personajes puede resultar bastante arquetípico (la chica mala, la insegura, la heroína, etc) se consiguen vislumbrar las exaltaciones de los mismos. Es por esto que el personaje de Kristen puede funcionar correctamente como el pivote de la historia ya que al ir investigando las causas de los ataques sufridos por el espectro y los asesinatos que comete en contra de sus compañeras de algún modo hace que la historia avance hasta ese inesperado final.

Asi mismo hay que decir que la historia borda correctamente varios géneros como el slasher y el thriller psicológico por lo cual hasta cierto punto no se hace tedioso el ritmo del mismo (el espectador la mayor parte del relato se pregunta quien o quienes estan involucrados en el asesinato de la chica), incluso hasta se agradece que la cinta contenga un poco de gore y que los efectos especiales hechos por computadora no sean excesivos. Importante también es mencionar que el film logra tener buenas atmósferas y la forma en como se plasma el interior del hospital resulta bastante aterrador y se vuelve otro personaje más en la historia. Empero y como puntos negativos encontramos a su vez  un reparto que no termina de convencer al espectador pues las chicas, todas ellas muy monas (Mamie Gummer, Danielle Panabaker, Laura Leigh, Lyndsy Fonseca,  Sali Sayler y por supuesto Amber Heard) parecen no transmitir totalmente sus inquietudes y temores basando más la eficiencia emocional de sus personajes en su belleza física, por tal motivo en ocasiones la preciosidad de estas se percibe fuera de lugar para el relato tan terrorífico que se pretende contar.

Y sí el film cuenta con una fotografía bien cuidada, una puesta en escena correcta (la historia esta ubicada a finales de los años 60´s) y más aspectos técnicos que hacen que The Ward no parezca un capitulo más de Master of Horror (al menos en forma pero no en fondo tal vez si, jajaja). Y ustedes estimados lectores se preguntarán por que si la cinta tiene varios adeptos positivos ¿por que no ha sido de mi total agrado? Pues como comentaba al inicio su servidor, éste no ve a ese Carpenter incendiario y propositivo de hace 10 años el cual imprimía esa pasión en sus proyectos los cuales gracias a esos aspectos volvían sus trabajos de autor, honestos y despojados de cualquier supeditación comercial, y lo más importante a nivel ideológico.

Así que puedo darle una leve recomendación a The Ward, ya que sin ser una cinta que vaya a ser recordada por su originalidad por lo menos cumple como mero entretenimiento para una tarde sin mucho que hacer, sin embargo también nos haga añorar los viejos trabajos de un director al cual su servidor aun le tiene fe en sus próximos proyectos y si las cosas no salieran bien siempre estarán los títulos mencionados al inicio de esta reseña para apreciar al buen John Carpenter.

sábado, 10 de diciembre de 2011

CINE CUTRE: ¡PARA! O MI MAMÁ DISPARA

TÍTULO ORIGINAL: Stop! Or my mom will Shoot
AÑO: 1992
DURACIÓN: 87 min.
PAÍS: Estados Unidos
DIRECTOR: Roger Spottiswoode
GUIÓN: William Davies, William Osborne, Blake Snyder
MÚSICA: Alan Silvestri
FOTOGRAFÍA: Frank Tidy
REPARTO: Sylvester Stallone, Estelle Getty, JoBeth Williams, Roger Rees, Martin Ferrero, John Wesley, Gailard Sartain, Dennis Burkley
PRODUCTORA: Universal Pictures
GÉNERO: Comedia.


Antes de que su servidor tomara plena conciencia de que además de los Bruce Willis, los Stallone, los Van Damme o los Schwarzeneggers también existían los Allen, los Kubrick o los Bergman,  pues  se receto infinidad de material cutre y casposo como si de una religión se tratase al encontrar en las aventuras de estos fornidos y testosterónicos héroes norteamericanos gran fascinación gracias a los excesos narrativos e ideológicos que planteaban sus cintas; el hecho es que aunque siempre he tenido cierta atracción por la filmografía del buen Sly debo expresar que este icono del cine de acción también cuenta con proyectos bastante nauseabundos que llegan a insultar el intelecto del respetable, si no basta con recordar  títulos como Asesinos (Richard Donner, 1995), Driven (Renny Harlin, 2001) e incluso El Juez Dredd (Danny Cannon, 1995) para constatar esto.

Sin embargo un peldaño más abajo en lo que se refiere a excrementabilidad cinematográfica se encuentra ésta ¡Para! O mi Mamá Dispara, segundo intento fallido por Stallone para demostrar que también podía hacer comedia como su compañero Arnie Schwarzenegger (recordemos que Oscar, cinta de 1991 fue el primer trabajo que el fornido interprete realizaría en este terreno de las manos de John Landis, al cual desgraciadamente no le iría nada bien ni por critica de público y mucho menos de los especialistas en la materia). Empero y como muchos sabrán la mentada cinta que firmara el casi sierre mediocre Roger Spottiswoode (Socios y Sabuesos, 1989 y 007 El Mañana Nunca Muere, 2000 por mencionar algunas) pondría a Stallone en el punto más bajo de su carrera (y eso que ya había realizado Halcón en 1986 para la Cannon y Rocky V de 1990, jajaja).

Bueno, bueno ¿pero de que va esta putada? Pues bien aquí Stallone interpreta  al Sargento Joe Bomowski (de verdad asi se apellida) un rudo detective de la ciudad de Los Ángeles al cual le temen los maleantes por sus duros procedimientos (para contextualizar al respetable es una especie de Ray Tango pero menos mamón pues) motivo por lo cual se podría decir que su vida laboral esta más que resuelta, sin embargo su vida personal es una completa aversión ya que mantiene un amorío con su jefa la Teniente Gwen Harper (Jobeth Williams) con la cual parece solo quiere acostarse, ya que Joe no esta interesado en formalizar la relación motivo por lo cual Gwen siempre se encuentra de mal humor en la comisaría; y lo que es peor es que la mujer siempre ventila sus idiosincrasias amorosas con el personal, lo que deja bastante mal parado a nuestro rudo protagonista.

Pero cuando Joe piensa que las cosas no podrían estar peor llega de vacaciones su madrecita, Tutti Bomowski (Estelle Getty), una castrante septuagenaria de un metro cincuenta de alto que hará de la vida del Sargento Bomowski un verdadero infierno cuando esta se inmiscuya en cada uno de los aspectos de su vida tanto privada como laboral, y lo peor sucederá cuando la dulce anciana (por supuesto estoy siendo sarcástico) se involucre en un caso de tráfico de armas donde varias bandas italianas se encuentran peleando la plaza.

Como el respetable podrá leer el argumento de este adefesio cinematográfico no es nada original (parece más una premisa para esas cintas que se transmiten por el Hallmark Channel), sin embargo lo que termina por degradar la inteligencia y paciencia del espectador es sin lugar a dudas primeramente un guión mal escrito, lleno de clichés y lugares comunes, la mala dirección de Spottiswoode (quien parece no estar entusiasmado con lo que esta filmando, y de verdad no lo culpo, jajaja) y por su puesto la nula vis cómica de Stallone frente a cámaras (incluso me ha hecho más gracia verlo fanfarronear en El Demoledor, 1993) quien parece demasiado forzado por hacer reír aun y cuando tenga que sobajar su imagen de estrella en penosas escenas (como en la que aparece con pañales) con tal de sacar alguna carcajada del espectador.

Y es que uno nunca termina por tragarse la interpretación de Sylvester Stallone quien parece perdido, ya que por una parte lo encontramos bastante molón en las escenas de acción (aunque éstas sean pocas y no muy ingeniosas, al menos la secuencia donde interviene un trailer y un avión me mantuvo atento pero tampoco es para echar cohetes al aire) empero cuando interactúa con Estelle Getty las cosas se tornan mal, demasiado mal pues ambos interpretes tienen nula química, además de que Sly no es que sea Sir Lawrence Oliver para cambiar de registro adecuadamente.

Incluso el inicio de la cinta  parecía prometedor pues la historia arranca como una especie de homenaje a esas cintas policíacas de los ochentas en donde conocemos al protagonista por sus habilidades y métodos detectivescos (al menos a su servidor encontró similitudes con aquel título dirigido en 1990 por el buen Clint Eastwood llamado El Novato, el cual por cierto no es de lo mejor del director oriundo de San Francisco). Sin embargo pasando unos diez minutos el film se desinfla estrepitosamente.

Asi mismo y tal vez el problema más evidente en la cinta sea sin lugar a dudas el diseño del personaje que interpreta Estelle Getty, el cual se descubre castrante hasta la saciedad pues este nunca llega  funcionar como un símbolo de sarcasmo o de desacralización ante las instituciones (en este caso la familia); muy al contrario encontramos un personaje pésimamente trazado, como una especie de Patiño que pretende hacer reír con una cansina  rutina de comedia (de verdad, a aquellos que piensen todavía que ver disparar un arma a una anciana es gracioso creo que tienen serios problemas o cuentan con tres años de edad) la cual se encuentra desprovista de carisma, y lo peor tanto Getty como Stallone son incapaces de escupir alguna línea llena de mala leche o diálogos mordaces para que por lo menos el respetable sienta que está visionando una sátira sobre las relaciones interpersonales de madre/hijo y al contrario encontramos una cinta con un discurso políticamente correcto y hasta moralista.

Por otra parte y retomando los aspectos técnicos del film debo señalar que la dirección de Roger Spottiswoode es plana y bastante floja, falta de creatividad y por ende su ritmo narrativo se percibe tedioso (y eso que el metraje apenas rosa los 87 minutos de duración) por lo que terminar de visionar dicho esperpento cinematográfico es casi una labor titánica. Hasta la banda sonora que compone Alan Silvestri (quien pasará a la posteridad por haber compuesto el score de la Trilogía de Volver al Futuro) se percibe cansina y tediosa, razón para que ni este aspecto resulte destacable.

Ya para finalizar solo diré que ¡Para! O Mi Mamá Dispara es una terrible cinta, de esos proyectos que jamás debieron ver la luz (o probablemente si, para que todos los estudiantes de cine o realizadores novatos vean lo que no se debe hacer, jajaja, pues alguna utilidad se le podría encontrar a dicho film), pues es un total insulto a la inteligencia del espectador y una total pérdida de tiempo (aun ahora y cuando la vi a los trece años me sentí ofendido). Creo que Stallone como se sentía intocable por ser una superestrella tomo la mala decisión de grabar este adefesio lo que a la larga le costó muy caro. 

martes, 6 de diciembre de 2011

CINE DE CULTO: EL GIGANTE DE JAPÓN

TÍTULO ORIGINAL: Dai-Nipponjin (Dainipponjin) (Dai-Nihonjin) - Big Man Japan
AÑO: 2007
DURACIÓN: 113 min.
PAÍS: Japan
DIRECTOR: Hitoshi Matsumoto
GUIÓN: Hitoshi Matsumoto, Mitsuyoshi Takasu
MÚSICA: Towa Tei
FOTOGRAFÍA: Hideo Yamamoto
REPARTO: Hitoshi Matsumoto, Riki Takeuchi, Ryunosuke Kamiki, Itsuji Itao
PRODUCTORA: RealProduct / Yoshimoto Kogyo Company
GÉNERO: Comedia.


Desde aquel lejano año de 1954 con la aparición de Gojira (Godzilla) la cinematografía del país del lejano oriente jamás volvió a ser la misma como tampoco fue igual la percepción que el mundo occidental tuvo del pueblo nipón, todo gracias a infinidad y décadas de productos del conocido subgénero cinematográfico llamado Kaijú (cintas sobre monstruos) en donde el icónico mounstro creado por los estudios Toho se enfrentaba a infinidad de amenazas que abrumaban al pueblo japonés, como arañas mutantes del espacio exterior o criaturas muy parecidas al propio dinosaurio protagonista; hasta se llego a enfrentar con el propio King Kong en 1962 (claro en versión nipona) en el título Godzilla vs King Kong. Sin embargo el género no solo se quedo ahí y desencadeno otros productos como series de televisión, ¿quien no recuerda Ultraman? ese jocoso superhéroe creado a finales de los años sesenta y principios de los setentas, ataviado con un traje en blanco y rojo que también defendía al planeta tierra de monstruos que destruían las maquetitas de fomi y cartón que pasaban por ciudades.

O aquella mítica Mazinger Z del año 1972 (serie que su servidor disfrutaba cuando era un crió) donde el joven Koji Kabuto manipulaba al armatoste metálico para enfrentar a los monstruosos robots que enviaba el maléfico Barón Ashura (al cual veía como un travestí, jajaja) para conquistar al mundo (risas malignas de fondo). Y por último y ojala pudiera sacarlo de mi mente, se encuentran los nauseabundos Power Rangers, serial televisivo creado en 1993 el cual desencadenaría varias temporadas y una cinta en 1995, la cual tuve la desgracia de ir a ver al cine (uaghhh!!, no me culpen pero ¿que podía hacer si ese verano no había otra cosa mas que Batman Eternamente? la cual también visione como un masoquista, jajaja). Pero bueno el respetable se ha de preguntar ¿que tienen que ver todos estos razonamientos nostálgicos que su servidor ha hecho con la cinta de Hitoshi Matsumoto? Pues estos me sirven para contextualizar el entorno cultural, discursivo y por supuesto cinematográfico del cual esta empapado El Gigante de Japón.

Título que plantea su premisa en un falso documental en el cual se explora el cotidiano de Masaru Daisato (Hitoshi Matsumoto), hombre común y corriente que se descubre desprovisto de encanto tanto físico como emocional (esta divorciado de su esposa y solo ve a su hija de ocho años una vez al año por que la madre de esta le prohíbe el contacto frecuente ya que le causa pena que sepan que Masaru es el padre) y el cual  sustenta su existencia en una labor que tanto su abuelo como su padre han realizado durante años (aunque le guste en absoluto), y esta es la de ser una especie de héroe nacional que salvaguarda el bienestar de los habitantes de Japón convirtiéndose en un gigante que lucha contra amenazantes y grotescos monstruos que llegan a la ciudad para sembrar el terror (la transformación es por demás jocosa como humillante pues conectan una fuente de poder eléctrica en las tetillas del protagonista para que pueda acrecentar su tamaño, para quedar ataviado con tan solo un calzoncillo y un tolete como arma, jajaja); aunque esto le valga el rechazo y desprecio  de la de la ciudadanía, pues estos encuentran en Masauro (mejor conocido como Dai-Nihonjin cuando se vuelve gigante) una especie de bufón mediático que tiene como único objetivo elevar los ratings televisivos para anunciar un sin fin de marcas que patrocinan dicho espectáculo, mientras la moral y el físico del protagonista quedan mermados a cada enfrentamiento que sostiene. 

Es asi que con este inteligente y perspicaz planteamiento el director y protagonista del film Hitoshi Matsumoto nos lleva de la mano a través de un viaje existencial y cultural lleno de un humor ácido y no menos punzante, el cual hace clara referencia a gran parte de la cinematografía nipona y el subgénero Kaijú; discurso que nunca se percibe anacrónico gracias a que cuenta con un guión en el cual se descubren infinidad de capas que el espectador puede descifrar, y es que si uno observa con atención ya de entrada  El Gigante de Japón se preocupa por que el respetable se crea esta farsa a través de ese artilugio narrativo que supone el falso documental el cual disecciona las motivaciones del protagonista para que sintamos empatía por lo que esta viviendo.

De ahí que en un principio probablemente el espectador quede un tanto desconcertado en los primeros minutos del film cuando todo parece indicar que estamos presenciando una especie de drama existencial (que en cierta forma también lo es) pues estos momentos ahondan en las motivaciones de Masaru Daisato y las consecuencias de estas, empero conforme avanza la trama y vemos en acción a nuestro desdichado héroe también podremos comprender que ese gigante ataviado solo con unos calzoncillos azules es tan bien una especie de símbolo que lucha contra aspectos tan perturbadores como la locura (la surreal vuelta de tuerca que depara el final del film deja claro este aspecto),  las consecuencias que provoca el uso desmedido de las nuevas tecnologías y sus efectos en los  individuos; y por supuesto también se puede divisar cierto discurso ideológico cargado de sarcasmo ante la forma en como el mundo occidental aun sigue viendo a la cultura oriental (no es casualidad que todos estos elementos discursivos converjan en una cinta de monstruos).

Por tal motivo la narrativa del film es la adecuada gracias a un ritmo pausado que por momentos vuelve a este una especie de alegoría bastante onírica (repito el final es muestra para partirse de risa y preguntarse ¿qué jodido está pasando?), incluso aun en las escenas de las batallas que sostiene Dai-Nihonjin con sus oponentes esta nunca pierde ese toque alucinador, con decir que el diseño de los monstruos en ocasiones raya en lo grotesco (uno de estos parece un enorme pene, un ojo con patas, o un bebe por mencionar algunos) y en lo jocoso. Mención aparte merecen los efectos especiales y el diseño tanto de las criaturas como de los fondos en donde se desarrollan las peleas (que por lo regular son ciudades) ya que estos no se descubren sobrados o exagerados, inclusive me atrevería a decir que guardan cierto realismo dentro de lo fantástico del relato y por supuesto conservan esa estética de manga tan peculiar del material en el que se basa el autor.

Las actuaciones son correctas, aunque debo resaltar que todo el peso de la trama recae en el excelente trabajo actoral de Hitoshi Matsumoto quien logra transmitir toda la gama de emociones que exige su personaje ya sea como un simple hombre o como  gigante, por lo cual es indiscutiblemente el protagonista del film. Asi que no me queda más que recomendar El Gigante de Japón pues es una cinta inteligente, mordaz y por supuesto lúdica, que aunque cuenta con un planteamiento bastante ominoso sobre la condición humana no deja de ser entretenida al tiempo que deja varias interroantes al espectador que se de la oportunidad de visionar tan peculiar trabajo cinematográfico.