sábado, 10 de noviembre de 2012

007: OPERACIÓN SKYFALL de Sam Mendes

TÍTULO ORIGINAL: Skyfall
AÑO: 2012
DURACIÓN: 143 min.
PAÍS: Reino Unido
DIRECTOR: Sam Mendes
GUIÓN: Neal Purvis, Robert Wade, John Logan
FOTOGRAFÍA: Roger Deakins
MUSICA: Thomas Newman
REPARTO: Daniel Craig, Judi Dench, Javier Bardem, Ralph Fiennes, Naomie Harris, Bérénice Marlohe, Albert Finney, Ben Whishaw, Rory Kinnear, Ola Rapace, Helen McCrory, Nicholas Woodeson, Elize du Toit, Ben Loyd-Holmes, Tonia Sotiropoulou, Orion Lee
PRODUCTORA: MGM / Columbia Pictures / Albert R. Broccoli / Eon Productions / B23
GÉNERO: Acción.
 


Tal vez haya sido culpa de mi padre y si es así se lo agradezco infinitamente (es y sigue siendo un tipo increíble con el cual siempre he contado en las buenas y en las malas), pero fue por este señor que su servidor le encontró el gusto al cine y por supuesto a los filmes de James Bond (para el James Bond contra Goldfinger es la mejor cinta del agente británico), claro a su servilleta le tocó vislumbrar las aventuras del cínico Roger Moore; incluso recuerdo que cuando era un chaval una de mis cintas favoritas era el 007 En la Mira de los Asesinos (John Glen, 1985) sin saber que esta junto con Moonraker (Lewis Gilbert, 1979) eran de lo peorcito de la filmografía del agente inglés (que iluso jajaja). Claro que con el paso del tiempo y muchos años cumplidos el que esto escribe revisó la longeva y obvia dispareja saga del 007 encontrando en títulos como Desde Rusia con Amor (Terence Young, 1963), Al Servicio de su Majestad (Peter Hunt, 1969), El Hombre de la Pistola de Oro (Guy Hamilton, 1974), Golden Eye (Martin Campbell, 1995) e incluso las dos encarnaciones de Timothy Dalton lograban poner en un plano más interesante al personaje creado por Ian Flemming.

Por supuesto su servidor se declara fan del agente con licencia para matar y ve en la encarnación de Daniel Craig uno de los puntos más álgidos en esta nueva etapa en este icónico personaje, motivo por lo cual fue de verdad una grata sorpresa descubrir la última entrega del 007 pues aunque la flojita Quantum of Solace (Marc Foster, 2008) servía como un pasable entretenimiento, de nuevo se descuidaban aspectos como un guión solvente por lo cual se perdía un poco la brújula en cuanto a dotar de una historia de verdadero espionaje al mismo (recordemos que Bond en esta entrega actúa por venganza), motivo por lo cual el filme de Sam Mendes regresa a los orígenes del personaje y compone junto a los guionistas Neal Purvis, Robert Wade y John Logan (los dos primeros asiduos escritores de las cintas de Bond) una de las mejores cintas de la franquicia, todo gracias a una exploración de personajes bastante rica en cuanto a motivaciones y una puesta en escena que dotan de sofisticación a este Bond 23.

La historia comienza mostrándonos a James Bond (Daniel Craig) en plena persecución en una peligrosa misión junto a su nueva compañera la agente Eve (Naomie Harris) en la cual estos persiguen a un sujeto que tiene en su poder un disco duro que fue robado al MI6 y el cual contiene los nombres de todos los agentes encubiertos al rededor del mundo en varias misiones secretas por lo cual es de vital importancia que el 007 obtenga dicha información antes de que esta sea mal usada, sin embargo la misión sale mal y Bond es dado por muerto cuando cae en plena acción. Lo que sigue después es constatar como las oficinas centrales del MI6 son atacadas por un misterioso enemigo que sabe todos los puntos débiles de la agencia, al tiempo que los espías de la lista comienzan a caer como moscas cuando se revelan las identidades de estos, motivo por lo cual altos funcionarios del gobierno británico como el director Gareth Mallory (Ralph Fiennes), comienzan a cuestionarse la permanencia de M (Judi Dench) frente a la dependencia que supone salvaguarda la seguridad de Inglaterra. 

Es por eso que Bond después de varios meses inmerso en el alcohol, algo de sexo y lleno de resentimiento al ser abandonado por la agencia, decide regresar de su retiro para ayudar a M (Dench) a descubrir quien se encuentra detrás de los ataques; empero la tarea no será nada fácil cuando el propio James se dé cuenta que no se encuentra en el mejor momento anímico y físico de su carrera, al tiempo que descubre que tal vez enfrenta a uno de los enemigos más peligrosos con los que se haya visto  cara a cara, un  agente renegado conocido simplemente como Silva (Javier Bardem) el cual tiempo atrás también servía a su majestad y  ahora trabaja por su cuenta al mejor postor, el cual más sin embargo también guarda un oscuro secreto que tiene que ver directamente con el pasado de M, por lo cual este se descubre como la verdadera antítesis del 007.

Para cualquier seguidor de la saga tal vez esta Operación Skyfall de Sam Mendes parezca una cinta algo atípica, pues lo primero que el espectador descubrirá al visionar esta es que el realizador de Belleza Americana (1999) ha optado por desarrollar un film donde la exploración psicológica de los personajes sean el motor de la historia lo que indudablemente eleva a otros niveles a la misma, pues sin exacerbar demasiado en los pathos de los mismos se logra un retrato bastante creíble de los personajes, de ahí que el mcguffin inicial que suponen los ataques terroristas al MI6 se vayan transformando gradualmente en la vendetta personal de Silva (Bardem). Sin embargo la grandeza de este argumento radica en la forma en que tanto Mendes como los escritores van desmenuzando a través de varios pasajes el verdadero leifmotiv del villano, quien por cierto y a partir de su aparición casi a media cinta se vuelve el protagónico indudable de la misma relegando por momentos al personaje de Bond.

Y es que el personaje de Silva (que por cierto Javier Bardem se encarga de bordear  al brindarnos cátedra de actuación al interpretar tan deliciosamente y a la vez tan bizarramente a uno de los mejores villanos de la saga, demuestra de nueva cuenta que los personajes con ambigüedad moral y complejos rasgos psicóticos son todo un reto para el histrión español como sucediera con su Anton Chigurh de No Country for Old Men de los hermanos Cohen) se vuelve pieza fundamental para que descubramos las propias limitaciones del 007 a nivel ideológico, pues aquí como en ningún otro título que su servidor recuerde se hallan más patentes las dudas de Bond (Craig) sobre la validez y eficacia de que el servicio secreto siga existiendo para afrontar las amenazas de un mundo globalizado, en donde la línea que separa a los buenos de los malos es muy difusa, inclusive no es casualidad que aquí se nos presente a un James Bond en plena decadencia tanto física como psicológica, pues de esta forma éste actúa como esa alegoría que nos muestra las bondades y vicios del sistema judicial, descubriéndose no como un héroe idealizado ni maniqueo, si no como un eslabón que actúa para que la impartición de “justicia” sea funcional, con todo y que el propio Bond utiliza métodos similares a los de Silva para lograr esta, solo que la diferencia radica en que el espía con licencia para matar trabaja para “los buenos”.

Así mismo otra de las gratas sorpresas que depara el planteamiento argumental es descubrir que el personaje de M (como siempre interpretado con sobrio refinamiento por la gran Judi Dench) cobra relevancia y se convierte en el principal propulsor de la historia, al tiempo que a través de esta se desarrolla una historia de espías bastante solvente al estilo de El Topo de Tomas Alfredson (2011), aunque menos densa y lúgubre en su planteamiento, pero igual de cerebral. Por su puesto esto no quiere decir que la cinta no contenga las obligadas escenas de acción que tanto caracterizan a la franquicia (la secuencia de la pelea nocturna que se desarrolla en lo alto de un edificio en Singapur mientras asesinan a un sujeto que mira un Modigliani,  es toda una muestra de maestría en lo referente a la puesta en escena por su calidad plástica) más sin embargo el suspense que mantiene Mendes durante todo el metraje se percibe  endemoniadamente entretenido y no da tregua para que el espectador se distraiga entre las pesquisas que realiza Bond a través de varios países para atrapar a Silva.

Y esto nos lleva a otro aspecto notable de Skyfall, su cuidada puesta en escena y la sofisticada fotografía que se encarga de desarrollar Roger Deakins (Solo Un Sueño, Jarhead) quien a través de esta hace que el filme se perciba exquisito  y se aleje del estilo cutre  de algunos filmes de la era de Moore o Dalton; y por supuesto la banda sonora de Thomas Newman refresca la franquicia sin despojarla de su identidad. Ahora bien en el apartado interpretativo hay que decir que Daniel Craig reafirma su condición como el Bond definitivo (claro después de Connery) y en esta entrega sigue destilando su condición de macho alfa, más sin embargo también ciertos pasajes del guión hacen que Craig explore y desarrolle otros aspectos sobre el pasado de Bond que lo humanizan. Así mismo la reaparición de viejos personajes (ahora actualizados) como Q (Ben Whishaw), Eve (Money Penny) y M (Ralph Fiennes) suponen un renacimiento de la franquicia para futuras entregas, por lo cual los guiños que son insertados en algunos fragmentos como la aparición del Aston Martin DB5 o la rigurosa escena del casino con el Martini agitado más no revuelto se perciben honestos y recuerdan a la era Connery.

Así que en definitiva, Operación Skyfall es uno de los mejores títulos de la longeva saga del agente británico, la cual estimado lector no debe perderse por ningún motivo pues gracias a sus valores artísticos como un reparto solvente, una puesta en escena portentosa, un cuidado guión y la mano de un realizador con visión traen de vuelta a uno de los personajes más emblemáticos del cine. Por supuesto que después de esta entrega Sam Mendes ha dejado e listón muy alto para futuras cintas, ojalá se anime a realizar la siguiente y si no es así ya constataremos en unos dos años si son verdad los rumores de que la familia Broccoli quiere convencer a Christopher Nolan para dirigir el veinticuatroavo film del agente británico, ya veremos.


 
 

domingo, 4 de noviembre de 2012

FRANKENWEENIE de Tim Burton

TÍTULO ORIGINAL: Frankenweenie
AÑO: 2012
DURACIÓN: 87 min.
PAÍS: Estados Unidos
DIRECTOR: Tim Burton
GUIÓN: John August (Historia de Tim Burton & Leonard Ripps)
FOTOGRAFÍA: Peter Sorg (B&N)
MUSICA: Danny Elfman
REPARTO: Catherine O´Hara, Martin Short, Martin Landau, Winona Ryder, Robert Capron, Conchata Ferrell, Tom Kenny.
PRODUCTORA: Walt Disney Pictures / Tim Burton Animation Co. / Tim Burton Productions
GÉNERO: Animación.
 



¿Qué es la muerte? su servidor contestaría tajantemente que es la ausencia de vida o el final de un ciclo, sin embargo tal proceso biológico ha servido para que algunos filósofos como Nietzsche (uno de mis favoritos por cierto) creara varios razonamientos críticos sobre el hombre y su condición para afrontar este fenómeno, el cual claramente tiene un nexo directo con la existencia de ese supuesto “Dios” que el sujeto ha decidido crear para sustentar y dar sentido a sus vidas para después obtener cierta tranquilidad cuando afronte la misma. Incluso artistas plásticos como el grandioso José Guadalupe Posada quien ahora es recordado por haber creado la insuperable obra de grabados en la última etapa de su vida como fueron “las calaveras”, refleja en esta esa ironía, ese horror e incluso ese amor necrofílico por esta condición recordándonos que no importa status económico, social, intelectual y un gran etc. pues al final del camino todos somos seres perecederos, todos somos calaveras pues.

Como sea, lo cierto es que la muerte es un estado que fascina al propio hombre por lo paradójico de su naturaleza pues cuando el respetable piensa en esta, automáticamente un sentimiento de vida recorre la existencia del mismo, lo cual nos lleva a analizar otro aspecto, la diferencia entre existir y vivir, disertaciones que han sido exploradas en la magistral obra zombie del maestro George A. Romero (pues respirar, caminar y realizar demás actividades motoras no significa que el sujeto tenga conciencia de su ser); sin embargo una de las primeras obras cinematográficas que explorara el fenómeno de la tanatología fue aquella cinta llamada Frankenstein del legendario realizador James Whale alla por el  año de 1931, en donde a base de una soberbia puesta en escena y una narración que en su superficie denotaba ser una cinta de horror, la cinta se descubría como una declaración de intenciones bastante solvente sobre la verdadera monstruosidad del ser humano cuando afloran en este aspectos como la discriminación y odio a lo que se considera como “diferente”, y por supuesto se exponian de igual manera  las consecuencias de ir en contra de la propia naturaleza.

El hecho es que este nuevo film de Tim Burton retoma la premisa de la cinta de Whale pero la adapta para que las audiencias infantiles (y algunos adultos despistados) se acerquen a ese cine de horror clásico como el que se hacía en la década de los años treinta por la Hammer o la Universal Studios, el cual dicho sea de paso fascinaba a las audiencias por su imaginería tanto narrativa como visual. La historia es la siguiente, Victor Frankenstein (voz de Charlie Tahan) es un niño bastante inteligente que se dedica a desarrollar las dos pasiones que tanto ama como son el cine y la ciencia, motivo por lo cual es un sujeto bastante aislado que no cuenta con amigos a excepción de su fiel perro Sparky; es por esto que su padre (voz de Martin Short) comienza a preocuparse pues le parece hasta cierto punto anormal que Víctor no se desenvuelva en relaciones interpersonales. De ahí que cierto día cuando el joven Víctor llega a su casa para contarles a sus padres que habrá un concurso de ciencia en el colegio auspiciado por su nuevo maestro el señor Rzykruski (voz de Martin Landau) y decide competir, su padre condiciona su apoyo en dicho certamen a cambio de que su vástago se inscriba el equipo de beisbol local para que practique otras actividades.

Y así ocurre Víctor decide complacer a su padre para poder seguir con su proyecto, sin embargo el día que se encuentra practicando dicho deporte sucede una desgracia, pues Sparky su fiel amigo es atropellado cuando su dueño conecta un home run y este corre por la pelota. Como el respetable podrá inferir el joven Víctor queda destrozado emocionalmente al no saber cómo enfrentar la pérdida de su mascota, empero cuando el maestro de ciencia el señor Rzykruski le muestra en clase como la energía puede manipular el sistema nervioso de los cuerpos inertes, el chico decide exhumar el cuerpo de Sparky para volverlo a la vida logrando lo que parecía lo imposible; desgraciadamente la nueva condición del can le causará algunos problemas a su dueño cuando sus compañeros de escuela descubran su secreto y quieran replicarlo para ganar el ansiado concurso de ciencia. 

Creo que uno de los aspectos más notables de este filme que trae de vuelta al mejor Burton, es la sencillez así como la honestidad de su discurso, pues este aborda de manera bastante madura, inteligente y despojada de maniqueísmos emocionales un tema tan escabroso para la mayoría de las personas como es la muerte (el que esto escribe opina que si el final hubiese sido más arriesgado la cinta sería perfecta), de ahí que el personaje de Sparky funcione netamente como un símbolo, como esa alegoría que alude directamente a las perdidas que afronta el ser humano en sus diferentes etapas de su vida y las cuales al no soltarlas no permiten el crecimiento del sujeto. Sin embargo también resulta interesante corroborar que Burton vuelve a ahondar en aspectos sociológicos y hasta políticos (no es casualidad que la historia este situada en la década de los años cincuenta cuando el american way of life estaba en pleno apogeo). Y es que la búsqueda de identidad propia en sus personajes principales (la moyoría bastante ominosos por cierto) dentro de entornos adversos vuelve a ser el tema neurálgico del director como sucediera en otras de sus obras como lo son El Joven Manos de Tijera (1990), Ed Wood (1994) y  El Jinete sin cabeza (1999), pues al igual que en estas su protagónico vuelve a representar esas disertaciones ideológicas que tanto molestan a una sociedad contemporánea,  moralina e hipócrita, al descubrirse como sujetos non gratos, incómodos y simplemente que no encajan por su forma de pensar, sentir o lucir físicamente; de ahí que el mensaje de la película se torne atemporal y mordaz.

No es casualidad tampoco que muchos de los personajes además de estar concebidos físicamente con claras referencias o guiños al cine de horror más clásico como son  títulos que van desde la fascinante obra del expresionismo alemán  El Gabinete del Dr. Caligari (Robert Wiene, 1920) hasta la obvia La Novia de Frankestein (James Wahle, 1935), sirvan además para poner en evidencia esa cinefilia de su autor, más sin embargo la verdadera finalidad de estos es la de redondear ese discurso incisivo sobre los temores del sujeto a lo desconocido y mostrar de manera muy sutil la verdadera oscuridad que radica en lo más profundo del ser humano (¡de verdad! en una cinta auspiciada por la Disney), por cierto para su servidor fue bastante estimulante volver a encontrarse con el más grandioso Drácula que ha gestado el cine, el señor Christopher Lee en un pequeño cameo, o disfrutar de la presencia del siempre grandilocuente Vincent Price representado en el personaje del señor Rzykruski, personaje que cuenta con algunos de los diálogos más deliciosos y políticamente incorrectos, los cuales no dudo incomodaran a más de uno por percibirse algo profanos, jajaja.

Así mismo, la imaginería visual con la que cuenta el film es portentosa, deliciosa, todo un logro en cuanto a detalles, y claro la implementación de la siempre laboriosa  pero gratificante técnica del stop motion eleva a este trabajo a otro nivel, pues como su servidor siempre ha comentado esta habilidad dota de esa tangibilidad, esa sensación de percibir que lo que estamos viendo en pantalla es real, y es que con todo y que su servidor acaba de ver Ralph, El Demoledor (Rich Moore, 2012) y los diversos estilos de animación por ordenador que combina esta son impresionantes, el trabajo casi artesanal del film de Burton o de la Ardman Studios me parece mas gratificante (lo se, tal vez solo sea cuestion de gustos),  sin embargo el que esto escribe también cree que la decisión de arriesgar este proyecto con la ejecución de una cuidada fotografía en blanco y negro hace que el resultado final del film sea realmente loable, pues esta también dota de grandes atmosferas a una historia que por momentos se vuelve de verdad lúgubre y se despoja de cualquier ápice de moralina, si no solo basta con descubrir a ciertos personajes como el del alcalde de New Holland que parece sacado de alguna cinta correspondiente a la época de la santa inquisición (por sus motivaciones claro), o el compañero de clase Toshiaki que de verdad aterroriza también en sus sombrías exaltaciones para constatar esto.


Finalmente y no menos importante hay que decir que la banda sonora que implementa el imprescindible Danny Elfman complementa a la perfección esta historia llena de melancolía, que aunque por momentos roza ese romanticismo gótico no sucumbe ante las pretensiones y discursos banales fáciles. Así que estimado lector si aun no ha visto Frankenweenie no lo piense más y corra a su cine más cercano y regodéese de una verdadera experiencia cinematográfica, pues además de que dará un recorrido honesto por ese cine de horror, gozará de una historia solvente, ¡y lo mejor! pone de manifiesto que el mejor Tim Burton está de regreso (al menos por el momento).