domingo, 4 de noviembre de 2012

FRANKENWEENIE de Tim Burton

TÍTULO ORIGINAL: Frankenweenie
AÑO: 2012
DURACIÓN: 87 min.
PAÍS: Estados Unidos
DIRECTOR: Tim Burton
GUIÓN: John August (Historia de Tim Burton & Leonard Ripps)
FOTOGRAFÍA: Peter Sorg (B&N)
MUSICA: Danny Elfman
REPARTO: Catherine O´Hara, Martin Short, Martin Landau, Winona Ryder, Robert Capron, Conchata Ferrell, Tom Kenny.
PRODUCTORA: Walt Disney Pictures / Tim Burton Animation Co. / Tim Burton Productions
GÉNERO: Animación.
 



¿Qué es la muerte? su servidor contestaría tajantemente que es la ausencia de vida o el final de un ciclo, sin embargo tal proceso biológico ha servido para que algunos filósofos como Nietzsche (uno de mis favoritos por cierto) creara varios razonamientos críticos sobre el hombre y su condición para afrontar este fenómeno, el cual claramente tiene un nexo directo con la existencia de ese supuesto “Dios” que el sujeto ha decidido crear para sustentar y dar sentido a sus vidas para después obtener cierta tranquilidad cuando afronte la misma. Incluso artistas plásticos como el grandioso José Guadalupe Posada quien ahora es recordado por haber creado la insuperable obra de grabados en la última etapa de su vida como fueron “las calaveras”, refleja en esta esa ironía, ese horror e incluso ese amor necrofílico por esta condición recordándonos que no importa status económico, social, intelectual y un gran etc. pues al final del camino todos somos seres perecederos, todos somos calaveras pues.

Como sea, lo cierto es que la muerte es un estado que fascina al propio hombre por lo paradójico de su naturaleza pues cuando el respetable piensa en esta, automáticamente un sentimiento de vida recorre la existencia del mismo, lo cual nos lleva a analizar otro aspecto, la diferencia entre existir y vivir, disertaciones que han sido exploradas en la magistral obra zombie del maestro George A. Romero (pues respirar, caminar y realizar demás actividades motoras no significa que el sujeto tenga conciencia de su ser); sin embargo una de las primeras obras cinematográficas que explorara el fenómeno de la tanatología fue aquella cinta llamada Frankenstein del legendario realizador James Whale alla por el  año de 1931, en donde a base de una soberbia puesta en escena y una narración que en su superficie denotaba ser una cinta de horror, la cinta se descubría como una declaración de intenciones bastante solvente sobre la verdadera monstruosidad del ser humano cuando afloran en este aspectos como la discriminación y odio a lo que se considera como “diferente”, y por supuesto se exponian de igual manera  las consecuencias de ir en contra de la propia naturaleza.

El hecho es que este nuevo film de Tim Burton retoma la premisa de la cinta de Whale pero la adapta para que las audiencias infantiles (y algunos adultos despistados) se acerquen a ese cine de horror clásico como el que se hacía en la década de los años treinta por la Hammer o la Universal Studios, el cual dicho sea de paso fascinaba a las audiencias por su imaginería tanto narrativa como visual. La historia es la siguiente, Victor Frankenstein (voz de Charlie Tahan) es un niño bastante inteligente que se dedica a desarrollar las dos pasiones que tanto ama como son el cine y la ciencia, motivo por lo cual es un sujeto bastante aislado que no cuenta con amigos a excepción de su fiel perro Sparky; es por esto que su padre (voz de Martin Short) comienza a preocuparse pues le parece hasta cierto punto anormal que Víctor no se desenvuelva en relaciones interpersonales. De ahí que cierto día cuando el joven Víctor llega a su casa para contarles a sus padres que habrá un concurso de ciencia en el colegio auspiciado por su nuevo maestro el señor Rzykruski (voz de Martin Landau) y decide competir, su padre condiciona su apoyo en dicho certamen a cambio de que su vástago se inscriba el equipo de beisbol local para que practique otras actividades.

Y así ocurre Víctor decide complacer a su padre para poder seguir con su proyecto, sin embargo el día que se encuentra practicando dicho deporte sucede una desgracia, pues Sparky su fiel amigo es atropellado cuando su dueño conecta un home run y este corre por la pelota. Como el respetable podrá inferir el joven Víctor queda destrozado emocionalmente al no saber cómo enfrentar la pérdida de su mascota, empero cuando el maestro de ciencia el señor Rzykruski le muestra en clase como la energía puede manipular el sistema nervioso de los cuerpos inertes, el chico decide exhumar el cuerpo de Sparky para volverlo a la vida logrando lo que parecía lo imposible; desgraciadamente la nueva condición del can le causará algunos problemas a su dueño cuando sus compañeros de escuela descubran su secreto y quieran replicarlo para ganar el ansiado concurso de ciencia. 

Creo que uno de los aspectos más notables de este filme que trae de vuelta al mejor Burton, es la sencillez así como la honestidad de su discurso, pues este aborda de manera bastante madura, inteligente y despojada de maniqueísmos emocionales un tema tan escabroso para la mayoría de las personas como es la muerte (el que esto escribe opina que si el final hubiese sido más arriesgado la cinta sería perfecta), de ahí que el personaje de Sparky funcione netamente como un símbolo, como esa alegoría que alude directamente a las perdidas que afronta el ser humano en sus diferentes etapas de su vida y las cuales al no soltarlas no permiten el crecimiento del sujeto. Sin embargo también resulta interesante corroborar que Burton vuelve a ahondar en aspectos sociológicos y hasta políticos (no es casualidad que la historia este situada en la década de los años cincuenta cuando el american way of life estaba en pleno apogeo). Y es que la búsqueda de identidad propia en sus personajes principales (la moyoría bastante ominosos por cierto) dentro de entornos adversos vuelve a ser el tema neurálgico del director como sucediera en otras de sus obras como lo son El Joven Manos de Tijera (1990), Ed Wood (1994) y  El Jinete sin cabeza (1999), pues al igual que en estas su protagónico vuelve a representar esas disertaciones ideológicas que tanto molestan a una sociedad contemporánea,  moralina e hipócrita, al descubrirse como sujetos non gratos, incómodos y simplemente que no encajan por su forma de pensar, sentir o lucir físicamente; de ahí que el mensaje de la película se torne atemporal y mordaz.

No es casualidad tampoco que muchos de los personajes además de estar concebidos físicamente con claras referencias o guiños al cine de horror más clásico como son  títulos que van desde la fascinante obra del expresionismo alemán  El Gabinete del Dr. Caligari (Robert Wiene, 1920) hasta la obvia La Novia de Frankestein (James Wahle, 1935), sirvan además para poner en evidencia esa cinefilia de su autor, más sin embargo la verdadera finalidad de estos es la de redondear ese discurso incisivo sobre los temores del sujeto a lo desconocido y mostrar de manera muy sutil la verdadera oscuridad que radica en lo más profundo del ser humano (¡de verdad! en una cinta auspiciada por la Disney), por cierto para su servidor fue bastante estimulante volver a encontrarse con el más grandioso Drácula que ha gestado el cine, el señor Christopher Lee en un pequeño cameo, o disfrutar de la presencia del siempre grandilocuente Vincent Price representado en el personaje del señor Rzykruski, personaje que cuenta con algunos de los diálogos más deliciosos y políticamente incorrectos, los cuales no dudo incomodaran a más de uno por percibirse algo profanos, jajaja.

Así mismo, la imaginería visual con la que cuenta el film es portentosa, deliciosa, todo un logro en cuanto a detalles, y claro la implementación de la siempre laboriosa  pero gratificante técnica del stop motion eleva a este trabajo a otro nivel, pues como su servidor siempre ha comentado esta habilidad dota de esa tangibilidad, esa sensación de percibir que lo que estamos viendo en pantalla es real, y es que con todo y que su servidor acaba de ver Ralph, El Demoledor (Rich Moore, 2012) y los diversos estilos de animación por ordenador que combina esta son impresionantes, el trabajo casi artesanal del film de Burton o de la Ardman Studios me parece mas gratificante (lo se, tal vez solo sea cuestion de gustos),  sin embargo el que esto escribe también cree que la decisión de arriesgar este proyecto con la ejecución de una cuidada fotografía en blanco y negro hace que el resultado final del film sea realmente loable, pues esta también dota de grandes atmosferas a una historia que por momentos se vuelve de verdad lúgubre y se despoja de cualquier ápice de moralina, si no solo basta con descubrir a ciertos personajes como el del alcalde de New Holland que parece sacado de alguna cinta correspondiente a la época de la santa inquisición (por sus motivaciones claro), o el compañero de clase Toshiaki que de verdad aterroriza también en sus sombrías exaltaciones para constatar esto.


Finalmente y no menos importante hay que decir que la banda sonora que implementa el imprescindible Danny Elfman complementa a la perfección esta historia llena de melancolía, que aunque por momentos roza ese romanticismo gótico no sucumbe ante las pretensiones y discursos banales fáciles. Así que estimado lector si aun no ha visto Frankenweenie no lo piense más y corra a su cine más cercano y regodéese de una verdadera experiencia cinematográfica, pues además de que dará un recorrido honesto por ese cine de horror, gozará de una historia solvente, ¡y lo mejor! pone de manifiesto que el mejor Tim Burton está de regreso (al menos por el momento).

 

 

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